MI CASA ES
Mi casa era una torre de Babel
de inmensos espejos cóncavos
que hacían verse pequeña la ciudad;
mi casa era una vía láctea de papel.
Mi casa era un espejismo en el desierto,
flores remotas de un jardín sembrado
a la orilla sur de cualquier planeta;
mi casa era un bosque de árboles muertos.
Mi casa era un laberinto en las mañanas
sin alas ni cera ni mar que navegar,
con noches largas y estrelladas
y la luna entrando por las ventanas.
Mi casa, la de hoy, escribe historias,
cuenta hasta tres
tiene lágrimas y besos, canciones, recuerdos
arco iris y gotas que le aplauden a la frescura,
las puertas abiertas a grandes memorias;
Mi casa es.
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