17 de diciembre de 2008

¿QUIÉN TIENE LA CULPA DE LA CRISIS?

Antes de agosto de este año, nadie o casi nadie (que no es lo mismo pero es igual) se imaginaba que los Estados Unidos pudieran enfrentar algún día problemas económicos tan graves como los que ahora ocurren en aquel país y que afecta con un efecto dominó a la economía mundial. Sin embargo la olla estaba a punto de estallar.

El primer síntoma de la crisis se manifestó con la declaración de quiebra de las principales empresas hipotecarias de los Estados Unidos. El capitalismo representa en la historia de la humanidad al sistema de producción que genera mayor cantidad de manufacturas de todo tipo, los almacenes están saturados de todo tipo de productos con una gran cantidad de marcas. Así podemos ver que existen infinidad de variedades de detergentes, de shampoos, de cremas, de pastas, de dentríficos y de todos los etcéteras posibles, todos y cada uno, prometiendo ser los mejores.

Con esta cantidad de satisfactores, no deberían existir personas que tuvieran necesidades, pero las empresas no pretenden llevar bienestar a la población, sino vender para obtener una ganancia, lo que a la postre origina que la economía se polarice en muy ricos y muy pobres. Los datos son fríos. En 2007, mil 200 millones de personas en el mundo sobrevivieron con un dólar o menos al día, en el mismo año, 2 mil 600 millones sobrevivieron con dos dólares de ingreso diario. Estos dos sectores juntos, representan a poco más la mitad de la población del planeta que es de 6 mil 600 millones de seres humanos.

México ocupa el 12vo lugar en riqueza en todo el planeta -tiene petróleo, costas, plata, oro, gran superficie de tierra cultivable y muchas otras condiciones que hacen que el nuestro sea un país altamente productivo- es el 8vo en población, lo que se traduce en una gran cantidad de fuerza de trabajo, sin embargo, es el 72vo en bienestar de la población. De estos informes se deducen dos cosas: la primera es que la cantidad de riqueza que produce el país no es acorde con el nivel de vida de los ciudadanos, es decir, la riqueza está distribuida de manera inequitativa y la segunda es que hay países que son más pobres y que tienen mejor nivel de vida, vaya, países en los que el estado proporciona más servicios y de mejor calidad.

Un sistema que se basa en la acumulación de capital por unos cuantos, necesariamente lleva a un punto en el que la inmensa mayoría de pobres pierda toda su capacidad de compra y el consumo disminuya considerablemente. Es decir, toda esa producción de mercancías no sirve de nada si no hay quien pueda comprarlas.

Eso ocurrió en Estados Unidos. Como una estrategia para vender más, muchas empresas otorgaron créditos para vivienda, que al cabo de los años, los beneficiarios no pudieron pagar y las hipotecarias recurrieron al embargo. Pero tener las casas no es tener dinero, así que las empresas hipotecarias se declaran en quiebra y recurren a las empresas aseguradoras para recuperar su capital. Pero las aseguradoras no disponen de capital para cubrir todo el monto de la deuda, así que también se declaran en quiebra.

Como consecuencia de esto, los bancos, que fueron los subsidiadores de los créditos, comienzan a tener problemas e incluso a mostrar síntomas de una posible quiebra. Pero la ruina de una compañía financiera no sólo le afecta a esta, sino a todos sus usuarios, tanto particulares como empresas, por lo que la consecuencia lógica sería la bancarrota de muchas fábricas y un aumento desmesurado del desempleo, que ya se había disparado como corcho de botella.

Es en ese momento que el gobierno de los Estados Unidos revela la aplicación de 700 mil millones de dólares para el rescate bancario, es decir, para evitar la quiebra de estas empresas financieras y sus consecuencias.

Lo cierto es que las crisis son inherentes al capitalismo, por eso, en el afán de vender más, los grandes millonarios del planeta buscan estrategias para hacerse de más y más consumidores diariamente. Por ese motivo se hacen las guerras, se trata de abrir nuevos mercados, de imponer modas y estilos a punta de cañonazos, de invasiones como la de Irak, acompañados de una campaña de promoción de la “libertad” que fomenta la forma de pensar y de consumir que necesitan las transnacionales para seguir enriqueciéndose a toda costa.

De esa manera, el capitalismo asocia la “libertad” con un restaurante Mc Donald´s, unos jeans Levi´s Strauss, un par de tenis Nike, una TV Sony, etc. etc. Y para ello se auxilia de un gran aliado que es la publicidad, la segunda estrategia del capitalismo. Hay que vender y recurrir a lo que sea para ganar el mercado, por eso los productos ya no se venden como satisfactores de necesidades básicas, sino como objetos con propiedades para hacernos sentir el concepto de “felicidad” establecido por el sistema, que no es otra cosa que el deseo de imitación, la identificación con los personajes que salen en los anuncios y que despiertan nuestra admiración. Queremos parecernos a ellos, ser tan atractivos o importantes como ellos y nos podemos llegar a creer que consumiendo tal producto lo conseguiremos.

Otra estrategia a la que recurren las grandes empresas para vender más es el crédito, que recientemente ha cobrado fuerza. Seguramente a usted, lector, lo han detenido en la calle, en el banco, en el supermercado, para ofrecerle una tarjeta de crédito, que se obtiene con trámites sencillos y requisitos mínimos, es decir, de una manera relativamente fácil en comparación de otras épocas en la que los créditos se otorgaban únicamente a personas lo suficientemente solventes. Una vez con ella, el consumidor promedio tiene facilidades para adquirir mercancías y pagar servicios, más allá de sus capacidades reales que a la larga se traduce en deudas impagables.

Aquí regresamos al asunto principal que es la crisis norteamericana. Esa imposibilidad de pago desencadenó todo el desajuste de la maquinaria. ¿Cómo nos afecta esto a los mexicanos? Por un lado, hay unos once millones de connacionales viviendo y en los Estados Unidos, pero debido al desempleo que origina la crisis, ya se ha regresado un millón de paisanos y se prevé que para 2009 otro millón de compatriotas vuelva a su país. Esto quiere decir que las filas del desempleo y del subempleo se engrosarán de manera considerable, pero también afecta en la generación de divisas, que hoy en día es la segunda fuente de ingresos más importante de la nación. Ya hay un dato de que en 2008, las remesas disminuyeron de 24 mil millones de dólares a 20 mil mdd.

Por otra parte, Petróleos Mexicanos exporta una cantidad aproximada de un millón cien mil barriles diarios, misma que se verá reducida en número y en precio, pues es el efecto natural al disminuir la demanda.

La crisis, evidentemente tiene sus efectos más cruentos en los más necesitados, son los pobres los que siempre han cargado sobre sus espaldas con este tipo de efectos, son sus hijos y no otros los que padecen hambre o los que dejan de ir a la escuela por la falta de recursos. No podemos esperar que la solidaridad a la que llaman las clases gobernantes sea auténtica, porque el ejemplo lo tenemos muy cercano con las sumas enormes que se destinaron del erario público para el pago de aguinaldos a diputados y gobernadores y toda clase de parásitos levantadedos presupuestívoros.

La culpa de la crisis no es de los trabajadores que se parten el lomo día con día, que trabajan de sol a sol, o más si es necesario. La culpa es de los empresarios voraces que se visualizan a sí mismos como los hombres más ricos del planeta, la culpa es de los empresarios que a costa del trabajador evaden la ley para garantizarse una ganancia mayor. Por eso, (creo que estoy a tiempo de consignarlo) resulta indignante la campaña de televisa para decirnos que no le tengamos miedo a la crisis, que al fin y al cabo, los Azcárraga y los Slim también se aprietan el cinturón. Sí, como no.


EPPUR SI MUOVE XIX
(y sin embargo, se mueve)

Si la vida te da zapatos… arrójaselos a la cabeza del demente vecino asesino. Y sin embargo, se mueve el desgraciado.

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