6 de diciembre de 2007

IMAGINA A TODA LA GENTE VIVIENDO EN PAZ

You may say I’m a dreamer
But I’m not the only one

(Puedes decir que soy un soñador
Pero no soy el único)

John Winston Lennon en Imagine


Terrorismo, armas nucleares, invasión militar, conspiración, ejecución, son palabras que uno encuentra a diario en los titulares y en los contenidos de las notas informativas de cualquier rotativo de nuestros días al dar cuenta de los sucesos más relevantes en el orbe. Todos esos conceptos se encierran en uno más amplio, tanto más cruento: la guerra.



La Historia registra un número incontable de enfrentamientos bélicos, todos ellos con el afán de controlar recursos naturales, por razones religiosas o culturales, por mantener o cambiar las relaciones de poder, para dirimir disputas económicas o territoriales.



Opino que la guerra no es inherente a la naturaleza humana como algunos señalan, más bien, se trata de un estrategma que nace precisamente cuando el hombre se apropia de recursos naturales que antes eran comunes, es decir, la guerra es inherente a la gran propiedad privada, a la ambición de grupos humanos de prolongar sus territorios y con ello sus riquezas.



Los estudios de Lewis Henry Morgan, nos dejan en claro que las primeras manifestaciones de grupos armados organizados, ocurren precisamente en una sociedad primitiva, durante la transición del estadío nómada de las tribus, a una etapa sedentaria. Ocurren entonces las primeras guerras por acaparar propiedad o por defenderla. A partir de entonces, el mundo entero ha sido el escenario para el derramamiento de sangre con los pretextos más absurdos tras el verdadero propósito de dominio económico, aún cuando ello implique imponer una idea religiosa o cultural nueva, como estrategia para encontrar menos resistencia en tal hegemonía.



La Conquista de México, por ejemplo, fue un enfrentamiento de culturas con un fin económico, recuérdese que los españoles se vieron atraídos por las grandes cantidades de oro que los primeros viajeros apreciaron.


La literatura ha glorificado genocidios que ubican a los ganadores como héroes, justificando en la defensa de un mal entendido honor, todos los horrores que existen en la muerte de miles de personas. Así lo hizo Homero, el poeta, con la Guerra de Troya, que prepondera el rescate de Helena por unos Aqueos que destruyeron una civilización entera. No extraña, por tanto, que esta idea de enaltecer a quienes combaten en los campos de guerra, “por el honor de su patria” -sea cual sea su nacionalidad- o cualquier otro eufemismo, se nos venda diariamente para que tomemos partido por uno o por otro bando, según sea el lugar en que habitamos, o las relaciones comerciales que sostenga el país con uno u otro protagonista de un enfrentamiento bélico. Y así se hacen honores en vida y post mortem a quienes mataron a más en una guerra o en varias, a quienes lanzaron la bomba inteligente (¿habrá bombas idiotas?), es decir, la que asesinó a más palestinos, a más iraquíes, a más afganos, a más “comunistas”, a más enemigos del “estado democrático”.



Precisamente, en el contexto de una de las guerras más escalofriantes que la Historia moderna recuerde, surge como una respuesta de la dialéctica que no se equivoca jamás, el movimiento pacifista que revolucionó la forma de pensar de la gran mayoría de los jóvenes de aquella época, que se manifestó culturalmente en el entonces incipiente rock & roll y los jóvenes que protestaban con canciones por no querer ir a morir ni a matar a nadie en Vietnam, “Peace and Love”, era el lema que utilizaban, que se simbolizaba con una mano haciendo una “V”. En esa época, surge en Liverpool, Reino Unido, un grupo musical llamado "Quarry Men" compuesto por Pete Shotton, Nigel Whalley, Ivan Vaugham y John Winston Lennon, quien comienza a desarrollar su talento compositor. Éste sólo tiene dieciséis años y era un ferviente admirador de Elvis Presley.



No voy a profundizar sobre el origen, la trayectoria, el éxito y el rompimiento de The Beatles, porque no es el tema que me ocupa, simplemente me limitaré a decir que Lennon se dedicó a entregar su mensaje de paz a través de la música y de protestas pacíficas junto a su mujer, Yoko Ono.



Ya separado del grupo, Lennon comenzó a ofrecer conciertos benéficos, acompañado en muchas ocasiones por su esposa Yoko Ono. Comenzó a pregonar la paz en sus canciones y criticó severamente la guerra de Vietnam. "Durante dos millones de años hemos tenido violencia de manera que, ¿qué error puede haber en ensayar la paz para cambiar?".



Musicalmente Lennon era consecuente con su forma de pensar. Desde un principio las letras de sus canciones mostraban esas preocupaciones y su crítica era en múltiples sentidos. En 1969 compone "Give peace a chance" y en 1971 su creación musical, como legado a la humanidad, nos dejó una canción en la cual imagina su idea del mundo sin fronteras, sin guerras y con toda la gente viviendo en paz y amándose: “Imagine", en ambas canciones expresa su principal reto: luchar contra la guerra.



El 8 de diciembre de 1980, Lennon cae asesinado por 5 balas que le disparó un fanático: Mark Chapman. Los sueños también caen. Esos balazos, en plena noche, despiertan al mundo. A 27 años de aquel suceso, un eco multitudinario repite aquel sueño y nuevas generaciones en medio de absurdas guerras concebidas por capricho y con mentiras, en medio de ocupaciones militares y de actos terroristas por todo el planeta, pedimos que se le dé una oportunidad a la paz y nos imaginamos a toda la gente, como decía Lennon, “living life in peace”.



EPPUR SI MUOVE I

(y sin embargo se mueve)



A veces creo que sólo yo entiendo lo que escribo/ Y viene entonces la angustia vestida de gris / Pienso las letras huyéndome/ Para que no las pueda pervertir/ Entonces me despojo de la piel/ Y escribo mis propias contradicciones.


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