Por Juan Carlos Balderas C.
Ayer iniciaron formalmente las campañas políticas en México, con todo y la contingencia por el brote de influenza A-H1N1 y con ello, la andanada de spots televisivos que ya nos esperábamos, en los que los partidos pretenden convencernos de ser la mejor opción y para ello recurren a argumentos diversos.
Para atraer clientela se vale de todo, unos recurren al discurso de lo obvio, que según dicen ellos mismos, se desprende de las encuestas realizadas entre los ciudadanos mexicanos y por ello, en automático, se convierten en las demandas primarias. Al saber de los planteamientos ciudadanos, vía documental y no vivencial, los candidatos se apresuran a convertirse en los defensores de esas necesidades. Pero hay algo que debe resaltarse en el resultado de esas encuestas. Y es que reflejan algunas necesidades en lo general y no en lo particular. No quiero decir con ello que las demandas ciudadanas que los partidos utilizan como banderas carezcan de importancia, sino a que los planteamientos van destinados a la población en general, es decir, no se distinguen las necesidades específicas de grupos de acuerdo a su nivel socioeconómico.
Para todo mexicano es importante que se resuelvan problemas como la educación y la seguridad pública, pero es un hecho que quienes pueden solventar el pago de colegiaturas en colegios privados de cierto nivel, no perciben el asunto de la misma manera que un grupo de padres de familia que requieren alguna mejoría, como la pintura, la dotación de mobiliario, bibliotecas, libros, mantenimiento del inmueble u otras peticiones de esa índole para la escuela pública a la que asisten sus hijos.
En el mismo sentido, quienes poseen mayor cantidad de bienes, automóviles, joyas, dinero, cuentas bancarias, etc, no perciben el asunto de la seguridad de la misma forma que quienes solo viven en una casita de cartón, en alguna colonia de esas que abundan y que carecen de agua potable, drenaje, pavimentación y otros servicios, más por negligencia de las autoridades que por otra cosa.
En fin, no se perciben de la misma manera los problemas del país, cuando la realidad divide a los ciudadanos en los que tienen y en los que carecen.
Por eso los partidos políticos deberían señalar puntualmente en sus campañas y por ende en sus spots televisivos, a qué tipo de educación, de seguridad, de cada tipo de demandas se refieren y decirnos con detalle cuáles son las acciones concretas que se comprometen a realizar para atacar estos problemas.
En vez de eso, pretenden ganarse la simpatía de los ciudadanos con spots en los que aparecen personajes conocidos e identificados con la cultura de masas. Es decir, se procuran elementos con lo que las masas simpaticen y no argumentos que las convenzan de la seriedad de sus postulados.
La aparición de personajes como “El Místico” en uno de los spots del PAN (que en realidad es un spot del gobierno federal), obedece a la idea diseñada en las empresas de mercadotecnia, que los partidos contratan para tal propósito, por tanto, los anuncios televisivos no reflejan el punto de vista auténtico de quienes se promueven en él, sino de los ideólogos profesionales que saben cuál es la mejor manera de “vender” una idea.
De esa manera se pretende inducir el sufragio ciudadano, una especie de reacción hipodérmica de estímulo-respuesta, que no involucra el razonamiento, tratando al pueblo como tontos, como en el cuento del Flautista de Hamelin, que era capaz de mover a una numerosa plaga al simple sonido de su flauta y así llevarlos al matadero.
Escribo después de una larga pausa debida a causas involuntarias, esta es una nueva etapa y una nueva oportunidad en este blog en el que incluiré otros recursos, como el video, en la medida de lo posible. Gracias por permitirme seguir en contacto contigo, lector.
Cualquier comentario sobre esta columna renovada, puedes enviarlo al correo electrónico: jcbalderas.orbi@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario