18 de julio de 2005

INICIATIVA PÚBLICA

Es habitual, al hablar de negocios, referirse a las personas o grupos de personas que aplican sus capitales en actividades productivas o comerciales como “iniciativa privada”, locución que expresa no solamente la ausencia de recursos públicos para solventar la existencia y el funcionamiento de tales empresas, sino que además circunscribe el ingenio y la creatividad para proveer de bienes y servicios a los ciudadanos, a un determinado sector social, esquema que compendia y representa la hegemonía de este modelo en el sistema capitalista, la participación del Estado en estos menesteres se reduce prácticamente a las dos grandes paraestatales.

 

Esto explica con cierta lógica, la polarización de la sociedad en los que acumulan grandes riquezas -resultado de la plusvalía que genera el trabajo empleado en la elaboración de mercancías, en su comercialización y en la prestación de servicios- y quienes, por carecer de fortuna, se ven obligados a vender su fuerza de trabajo como peones, obreros o empleados. Hay quienes pueden decir que esta forma de estructurar la sociedad es la única opción fáctica, que dividir la producción entre quienes aportan capital y quienes aportan fuerza de trabajo es el equilibrio más equitativo en el que cada quien recibe lo que con el más exigente sentido de la justicia le corresponde. Tanto trabajas, tanto devengas. Sin embargo, sin adentrarme en las profundidades del análisis marxista de la cuestión, es evidente que, en tanto se ensancha la brecha económica y crezca cada vez más el número de familias en extrema pobreza mientras los acaudalados del país (y del mundo) acumulan cantidades de riqueza en dinero y bienes suntuosos que a la mayoría de los seres humanos nos es difícil imaginar, la humanidad corre riesgos de grandes perturbaciones sociales de colosales consecuencias trágicas.

 

Pero la sociedad es un ente dialéctico, se transforma gradualmente y modifica el estado de las cosas, incluso a pesar de quienes se resisten y quizá con su propia e involuntaria contribución. Esto viene a colación para que el posible lector aprecie en su justa dimensión la importancia que tienen las acciones que en este sentido realiza el Gobierno Municipal de Gustavo Mendívil Amparán, a través del programa de Proyectos Productivos de DIF Navojoa, que tal vez para algunos pueden parecer intrascendentes, pero que para sus beneficiarios son oportunidades concretas de autoempleo en colectivo. Me refiero, por supuesto, a los talleres que la institución que preside Ana Luisa Valdés de Mendívil, ha motivado y apoyado.

 

Más específicamente, los talleres de costura que se han establecido en la comunidad de Camoa y en la colonia Tepeyac y en la ETA de San Ignacio, que se han creado, -como ya lo citaba- con la participación del Gobierno Municipal, del DIF Navojoa, pero además con la colaboración de instituciones de educación como el Instituto Tecnológico de Sonora, que ha sido pieza clave en la asesoría y la capacitación de las mujeres que integran estos modestísimos talleres y en la organización de los sistemas administrativos y de producción, en coordinación con la Coordinación Regional del Servicio Estatal del Empleo.

 

Este asunto quedaría aquí, de no ser por el interés que han puesto las beneficiarias, quienes ahora pretenden constituirse en una empresa formal con la respectiva creación de una marca distintiva y el uso de la mercadotecnia para comercializar en todo el estado los diseños que ellas mismas elaboran. El Gobierno Municipal ha respondido con importantes esfuerzos para mejorar la calidad del trabajo y ser competitivos para subsistir y crear una fuente de ingresos permanente.

Básicamente, este ejemplo nos demuestra que en el actual Gobierno Municipal los proyectos productivos no se quedan en el arranque, tienen continuidad y son apoyados constantemente para lograr el objetivo principal que es mejorar la calidad de vida de sus beneficiarios y el progreso de sus comunidades. Pero además, nos enseña lo que se puede lograr con la participación coordinada de diversas instituciones públicas y con la organización y el empeño de las comunidades. Podemos decir que todo el esfuerzo que implica la conjugación práctica de los verbos idear, crear, proveer, capacitar y organizar, para referirse a una tarea de esta magnitud, puede resumirse al acuñar el concepto de Iniciativa Pública.

EPPUR SI MUOVE   II
(y sin embargo se mueve)

UN CUENTO DE TERROR

--¿Hay alguien en casa?-- preguntaba una voz que se repetía en el eco del vacío…

--Miaaaauuuuuuuuuuuuuuuuu-- fue la lúgubre respuesta. Por ahí vagaba el fantasma de un célebre calumniador en desgracia. Todo estaba semimuerto.


Publicado en el periódico El Informador del Mayo

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