11 de abril de 2022

CRÓNICA DE UN FRACASO ANUNCIADO

Siendo, como fue, producto del engaño, la trampa y la manipulación, no podía resultar de otra manera. El fracaso de la consulta para la revocación de mandato estaba anunciado desde hace semanas.

El presidente Andrés Manuel López Obrador, principal promotor de ese ejercicio de participación ciudadana, sabía, de antemano, que él y su partido no lograrían llevar a las casillas a los 37 millones de mexicanos que la ley señala, para que el ejercicio tuviera validez legal. 

El proceso quedó marcado por estar plagado de irregularidades y violaciones a la ley por parte de líderes y militantes de Morena y de funcionarios del Gobierno federal. 

Las trampas y argucias abundaron desde el boicot presupuestal al Instituto Nacional Electoral (INE), la recolección de firmas para solicitar la consulta que se pidieron a los seguidores del presidente para una ratificación; es decir, firmas de apoyo, mismas que luego fueron presentadas como firmas de rechazo al gobierno. 

Y durante la veda, la promoción ilegal de la consulta, al grado de que el INE tuvo que obligar al López Obrador a retirar de internet los vídeos de algunas conferencias mañaneras en las que él mismo viola la ley.

En eventos públicos en Sonora y Coahuila, el titular de la Secretaría de Gobernación, Adán Augusto López, también promocionó la consulta en plena veda, y dejó ver la intención del gobierno para reformar la ley electoral y con ello modificar la forma en que actualmente se elige a los consejeros del INE. Curioso caso el del secretario, quién desde la ilegalidad anuncia nuevas leyes.

El domingo 10 de abril se instalaron 57 mil 448 casillas (99 por ciento de las planeadas), a lo largo y ancho del territorio nacional, para llevar a cabo la consulta para la revocación de mandato, solicitada por el mismo López Obrador. Fue un ejercicio que costó a los mexicanos casi mil 700 millones de pesos, sin contar todo lo invertido en la campaña de propaganda de apoyo al mandatario por parte de supuestos y anónimos grupos de seguidores del presidente, cuyo financiamiento es totalmente obscuro. ¿De dónde salieron los recursos para pagar espectaculares, volantes, mantas, pegatinas y otros medios para promover la consulta? Más violaciones a la ley.

La participación ciudadana en el proceso de revocación de mandato fue de 16 millones 449 mil 438 ciudadanos, un 17.8 por ciento del padrón electoral, que es insuficiente para hacerla vinculante. Esto significa una derrota para morena, por ser una cifra inferior a los votos que obtuvo el partido oficial en la elección de 2021 cuando se renovó el congreso, toda vez que la cantidad total de votos incluye aquellos que votaron a favor de que se revocara el mandato al presidente. Esto arroja como resultado que casi un millón de simpatizantes de Morena, que votaron en 2021, dejaron de hacerlo en este ejercicio de participación ciudadana. 

La cifra de participación tiene una connotación aún más desastrosa para el gobierno de López Obrador, puesto que está vez las boletas tuvieron impreso su nombre como la figura principal de Morena. 

Tan convencido estaba el presidente de la escasa participación de sus seguidores, que él mismo, al acudir a emitir su voto, anuló la boleta cuando escribió la leyenda de: ¡Viva Zapata! Ni siquiera el presidente se tomó en serio la consulta. 

6 de abril de 2022

EL ABSURDO COMO PREMISA

 “No intentes entender a México desde la razón.
Tendrás más suerte desde lo absurdo.
México es el país más surrealista del mundo”.
André Breton.

Las encuestas ubican al presidente Andrés Manuel López Obrador con una aceptación del 59% al finalizar el mes de marzo (Mitofsky). La realidad es que la convocatoria del presidente y su partido tiene una tendencia a la baja. Muy lejos de los 30.1 millones de sufragios con los que obtuvo el triunfo en los comicios de 2018, tres años después, en la elección intermedia para renovar el Congreso, realizada en 2021, el partido oficial solo obtuvo 16.7 millones de votos; en la consulta, organizada por el gobierno en agosto pasado, para saber si los ciudadanos deseaban que se llevara a juicio a los expresidentes, apenas lograron una votación menor a los 8 millones; para la solicitud de la encuesta de revocación de mandato, morena, con toda la estructura de gobierno y los recursos que ello significa, solo pudieron obtener poco más de 11 millones de firmas, de las cuales el Instituto Nacional Electoral (INE), descubrió en muestreo un 25% de rúbricas apócrifas.
Morena y el presidente saben que en la encuesta que se realizará el próximo domingo, por sí mismos, no podrán lograr que el 40% de quienes están inscritos en el padrón electoral – unas 37. 3 millones de personas, con credencial vigente- acuda a votar para darle validez a la encuesta. Como vemos, morena ha perdido capacidad para convocar a la gente para que participe en elecciones, que son las verdaderas encuestas.
¿Qué ha ocurrido en los casi 4 años que han transcurrido desde la elección para que el apoyo al presidente haya caído de manera tan estrepitosa? Una sola palabra responde a ello: desencanto.
Y cómo no encontrar arrepentidos cuando cualquiera puede ver que no hay idea, no hay un plan de gobierno sino puras ocurrencias y caprichos personales que derivan en malos resultados.
¿Quién que haya perdido un familiar o un amigo por Covid, puede tomar en serio a este gobierno que se desentendió tan displicente y negligentemente de la pandemia? Más de 320 mil muertos después, los “detente”, remedio surrealista promovido por la máxima autoridad del país, no domaron la curva de la pandemia.
Las promesas de campaña se volvieron humo en los ojos: La venta del avión presidencial era una bandera con la que se señalaba el desmedido dispendio de recursos públicos en lujos de los gobiernos anteriores; hasta la fecha no se ha vendido y la rifa – que no rifaba el avión- fue un fracaso que no pudieron disimular. La nueva propuesta del presidente, una ocurrencia que raya en lo cómico, es que se alquile para eventos sociales, bodas y XV años.
El absurdo como premisa de gobierno, esa fórmula de la solución ilógica, la contradicción cínica y la mentira flagrante para crear “adversarios” y desviar la atención de los problemas reales del país.
López Obrador llega a la encuesta, con escándalos de corrupción evidenciada en varios miembros de su familia. Ante eso, lo institucional es que “no somos iguales. Son aportaciones. ¿Cuánto gana Loret?”.
Llega a la encuesta del próximo domingo con los más altos índices de violencia en la historia del país y lo institucional es “fuchi caca. Abrazos no balazos. Pórtense bien”.
López Obrador llega al 10 de abril, también con los más altos índices de desempleo desde 2014. Y su respuesta institucional es tomar como buena señal el aumento de las remesas. Si sus acciones de gobierno tuvieran un sentido social y no electoral, repartir dinero no sería la prioridad.
Por eso sería lógico que la ciudadanía no acuda a las casillas, en señal de rechazo a la administración lopezobradorista que considera que “gobernar no tiene ciencia”. Es muy probable que el resultado sea desfavorable para el presidente, de nada le servirá culpar a España o pelearse con Derbez.