22 de marzo de 2008

HOY NO HA PASADO NADA (O LA TEORÍA DEL BIG BANG PERREDISTA)

 Por Juan Carlos Balderas Colunga

Dicen que al irse a la cama el 14 de julio de 1789, el día que el pueblo de París tomó La Bastilla e inició la gran Revolución Francesa que, entre otras cosas, habría de costarle la cabeza, Luis XVI escribió en su diario real: “hoy no ha pasado nada”.
El cuento, cierto o no, se aplica para ilustrar el grado de insensibilidad al que llegan prominentes miembros de grupos sociales, condenados a desaparecer que están, como el monarca citado, en el centro de un cataclismo y ni se enteran.
Me refiero por supuesto al conflicto interno que vive el PRD con motivo del proceso electoral para renovar su dirigencia nacional, que lo ha sumergido en una profunda crisis de credibilidad, pero sobre todo, lo ha fisurado al filo de la escisión.
El PRD paradójicamente fue formado para fortalecer a la izquierda que en 1988 estaba representada por varios partidos pequeños (PMS, PPS, PFCRN) y algunas organizaciones civiles, fusionándolos en una alternativa única encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Porfirio Muñoz Ledo. Se trataba entonces de cohesionar esos partidos disgregados, primero en el Frente Democrático Nacional, que después se convertiría en el Partido de la Revolución Democrática, de manera formal el 5 de mayo de 1989.
Veinte años después está inmerso en un proceso inverso, de disección y disputa, que aparentemente sólo involucra a las dos fuerzas principales en su interior, pero que afecta a toda la estructura y que en el proceso para llegar a las votaciones del pasado domingo 16 de marzo encontró su punto más álgido, en medio de acusaciones entre los principales actores.
Con anticipación se dieron a conocer señalamientos entre Jesús Ortega y Alejandro Encinas como el exagerado número de militantes empadronados, la compra de votos y ya en la elección, todos fuimos testigos a través de la televisión de prácticas como el robo violento y quema de urnas, el llenado previo de las mismas, entre otros que otrora fueran exclusivos del PRI y que precisamente, sirvieron de fundamento a la unificación de la izquierda.
Particularmente creo que el proceso de división que existe en el seno del partido del sol azteca es la consecuencia lógica de la inmersión, en el tiempo que tiene de existencia, de personajes con intereses distintos a los que lo formaron. Pero sobre todo, de la aceptación de los mismos por el propio PRD ante la necesidad de crecer, de tener en sus filas a líderes con cierto reconocimiento, tanto a nivel nacional como en todas las localidades en las que tiene presencia.
De esa manera llegaron líderes de otros partidos, especialmente del PRI, que no encontraron las condiciones para ser candidatos para tal o cual cargo en el seno de los institutos políticos en los cuales militaban originalmente. De ahí que la ideología propia del PRD se contaminara, digamos, de los puntos de vista de otros partidos, en el mejor de los casos.
Es innegable que en al interior del PRD, como de cualquier otro partido, existen fracciones, grupos de intereses específicos que pugnan internamente por el control del organismo en sí y por supuesto, de las candidaturas que en numerosas ocasiones son resultado de la presión que ejercen en mayor o menor medida las diferentes fuerzas que integran el conjunto político. Es lógico entonces pensar que esta diversidad de inclinaciones trae como consecuencia inconformidades que en muchas ocasiones se salvan mediante el acuerdo y la concertación.
En otras, tales diferencias solamente sirven como depuración de oportunistas que sólo requirieron del respaldo del PRD para contender en alguna elección, una especie de lavado de estómago del que brotan las causas de las enfermedades. De la noche a la mañana, aquellos enemigos de todo lo que se relacionara con la izquierda, se convirtieron en sus más tenaces defensores.
De hecho, la derrota que sufrió el PRI en el año 2000, propició la salida de muchos “militantes” que como ratas abandonaban el barco tricolor que se hundía para ponerse a salvo en la nave de la bandera amarilla. Las elecciones del 2006 fueron un claro ejemplo de ello con casos sonados como la incorporación de Alfonso Durazo Montaño, (ex secretario particular de Luis Donaldo Colosio y después de Vicente Fox Quesada), a la campaña de Andrés Manuel López Obrador.
Es evidente que las férreas leyes de la política electorera rigen lo mismo para el PRI que para cualquier otro partido, aún los más radicales. Ahora me queda claro que, partiendo del axioma de que «las elecciones se ganan con votos», también para el PRD se impone aquella regla, que en sí es la negación de todo respeto a los principios, de que «en política siempre hay que sumar y nunca restar» (?¡); también aquí, por tanto, hubo que aceptar a todo el que se acercó con nobles o viles motivaciones, para dar la imagen del propio fortalecimiento ante el desmoronamiento del enemigo. Si se quiere sumar a toda costa, no se puede ser muy escrupuloso en el juicio moral sobre los elementos que se adhieren.
Y así, el país entero constató asombrado que las «listas» de candidatos del PRD, eran una réplica desdibujada, pero segura, de las listas del propio PRI. El mismo Andrés Manuel López Obrador, como Durazo Montaño, son trásfugas del PRI, como también lo es quien fue coordinador de su campaña, Manuel Camacho Solís, que además fue un destacado integrante del gabinete del “innombrable” Salinas. El ex priísta Raúl Sifuentes Guerrero, Ricardo Monreal, Víctor Emilio Anchondo Paredes, Arturo Nuñez…y una larga lista de personajes que buscaban revancha contra su viejo partido, vino viejo en odres nuevos.Y aún así hay perredistas convencidos de que tienen posibilidades reales de gobernar al país. No tienen, según su lógica, nada que corregir, nada que cambiar, en palabras del todavía dirigente Leonel Cota, “hoy no ha pasado nada”.
EPPUR SI MUOVE VIII
(Y sin embargo se mueve)
Si es realidad que la PGR investiga a Juan Camilo Mouriño (y olé) por el asunto del tráfico de influencias, el madrileño debería ser separado de su cargo, al menos el tiempo que se lleve a cabo la averiguación. No se puede ser juez y parte desde el gobierno. Y sin embargo, se mueve.
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Publicado en Queo.com.mx. Culiacán, Sinaloa

8 de marzo de 2008

EL PAPEL DE LA MUJER EN EL ORIGEN DE LA FAMILIA, LA PROPIEDAD PRIVADA Y EL ESTADO

 Por Juan Carlos Balderas Colunga

El mundo celebra hoy el Día Internacional de la Mujer, establecido por la Organización de las Naciones Unidas desde 1975, con motivo de conmemorar la muerte de 129 mujeres obreras que perecieron en un trágico incendio ocurrido en 1908 en la fábrica textil Cotton de Nueva York, luego de encerrarse en su centro de trabajo como una forma de protesta por los abusos patronales y en busca de mejores condiciones laborales.
Este episodio, ocurrido hace exactamente un siglo, forma parte del capítulo de la historia en el que la mujer está directamente vinculada al trabajo, pero conservando algunas restricciones que hoy en día se han suprimido. Durante siglos, el género femenino sólo era admitido para procrear, cuidar a los hijos y la casa sin ser consideradas para tomar ningún tipo de decisiones tanto dentro de la familia como en la sociedad civil.
Pero, ¿cuál es el origen de esta condición desigual?, ¿en que momento se parte la historia dividiendo a hombres y mujeres? Los estudios de antropología realizados por Lewis Henry Morgan, detallados en su libro The Ancient Society (La Sociedad Antigua), nos llevan a recordar la época en que los hombres vivían en tribus nómadas, en la que los lazos consanguíneos sólo eran reconocidos hacia la mujer, es decir, a las madres, época que algunos historiadores llaman matriarcado, “el estudio de la historia primitiva nos revela un estado de cosas en que los hombres practican la poligamia y sus mujeres la poliandria y que, por consiguiente, los hijos de unos y otros se consideran comunes”.
El matriarcado no era, por tanto, como algunos lo conciben, la época en que las mujeres dominaban o tenían el poder político, pero tampoco era la época en que las mujeres vivieran condiciones de desigualdad en relación con el sexo masculino, pues, además de tener los hijos, desarrollaban tareas productivas sencillas como la recolección de frutos para contribuir en la alimentación de la tribu.
La necesidad de mayores cantidades de alimento, a la par del conocimiento empírico de la naturaleza, acumulado durante siglos, hizo al hombre descubrir la agricultura, por vez primera el ser humano desarrolla técnicas para hacer producir la tierra, con ello surge el oficio de agricultor, el más antiguo del mundo.
Ese descubrimiento hace al hombre sedentario, que ya no tiene la necesidad de recorrer grandes distancias en tribu para encontrar alimentos que se limitaban a la caza de animales y la recolección de frutos silvestres. Pero para vivir en un solo lugar y usufructuar el producto de la tierra, era necesario crear una figura que protegiera el territorio recién habitado.
Paralelamente a la propiedad privada de la tierra, el hombre creó el Estado, como figura legal que garantizara la armonía entre los poseedores de dicha propiedad, y que además castigara a quienes pretendieran violentarla. Las luchas entre tribus por la propiedad de la tierra se desarrollaron durante muchos años y tuvieron como consecuencia una etapa histórica conocida como el esclavismo. Era sencillo, los ganadores poseían la tierra, los perdedores eran despojados y obligados a trabajar como esclavos. Hasta ese momento no existía la familia con la estructura que conocemos hoy en día, y sobre todo porque las mujeres seguían siendo colectivas.
Pero la propiedad privada de la tierra y de las herramientas para trabajarla (medios de producción), trae consigo la necesidad de heredar. Esa necesidad de transmitir generacionalmente la propiedad privada acumulada lleva a la creación del matrimonio en colectivo, sin embargo, éste sufrió modificaciones de tal especie que el círculo comprendido en la unión conyugal común, que era muy amplio en su origen, se estrecha poco a poco hasta que, por último, ya no comprende sino la pareja aislada que predomina hoy, de manera tal que el hombre pudiera tener la certeza de que, a quienes hereda sus bienes, serían sus descendientes consanguíneos. (De ahí la palabra patrimonio, porque los bienes son transmitidos por el padre.)
Una de las injusticias que ha padecido la mujer a lo largo de la historia, es el abuso sexual, que comienza por el comercio carnal. “Morgan entiende por heterismo el comercio extra conyugal, existente junto a la monogamia, de los hombres con mujeres no casadas (…) El heterismo es una institución social como otra cualquiera y mantiene la antigua libertad sexual en provecho de los hombres. De hecho no sólo es tolerado, sino practicado libremente, sobre todo por las clases dominantes, repruébase la palabra. Pero en realidad, esta reprobación nunca va dirigida contra los hombres que la practican, sino solamente contra las mujeres; a éstas se les desprecia y se les rechaza, para proclamar con eso una vez más, como ley fundamental de la sociedad, la supremacía absoluta del hombre sobre el sexo femenino”.
Este dominio continuó por siglos, el hombre seguía viendo en la mujer un simple objeto sexual, con más obligaciones que derechos. Esta situación de abuso y discriminación se padecía desde el seno familiar, por lo que su extensión hacia el resto de la sociedad era una consecuencia lógica.
Precisamente esa condición de abuso fue la que generó una nueva modalidad de familia moderna encabezada por una mujer, madres solteras y divorciadas ante esa necesidad básica que es la de sobrevivir, la mujer se ha ido abriendo paso primero en el campo de lo laboral y de educación y como consecuencia en todos los demás. Hoy en día, hablar de la equidad de género es tema común del que muchos hombres compartimos su sentido justiciero.
La mujer jugó durante mucho tiempo el papel de esclava, a pesar de la abolición de ésta; por ello, conmemorar el 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer, es reconocer y valorar su decidido aporte a la construcción de la sociedad. Es valorar su inmensa ternura, creatividad, capacidad de trabajo, inteligencia y contribución al logro de las grandes transformaciones sociales de la historia de la humanidad. El mundo de hoy no pudiera existir con sus significativos avances técnicos, científicos, sin la contribución del ser que complementa al hombre en cada una de sus realizaciones, con aciertos y desaciertos. Sin la mujer no hay vida, alegrías ni satisfacciones.
1. Federico Engels: El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado. Capítulo 22.- IDEM
EPPUR SI MUOVE VII
(y sin embargo se mueve)
Todo parece indicar que nos vuelven a dar atole con el dedo. Mouriño va a terminar siendo más mexicano que José Alfredo y más honesto que Mario Marín. Y sin embargo, se mueve…
Cualquier comentario acerca de esta columna festiva, puedes enviarlo al correo electrónico: jcbalderas.urbi@gmail.com

Publicado en Queo.com.mx. Culiacán, Sinaloa